“Vayan, y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a cumplir todo lo que yo les he mandado. Y yo estaré siempre con ustedes hasta el fin del mundo”. (Mt 28,19-20). Con estas palabras y entusiasmo un grupo de jóvenes visitamos a la comunidad de Magdalena, en Huixquilucan.
Una comunidad muy generosa, solidaria, donde experimentamos, como misioneros, la presencia de Dios en cada uno de los detalles que tuvieron para con nosotros.
Las actividades que realizamos en esa semana se dividieron en tres partes: la primera constaba de charlas dirigidas a niños, adolescentes, jóvenes y adultos, en las cuales reflexionamos acerca del Triduo Pascual y cómo lo podemos vivir desde nuestro contexto; para ello se requirió, de parte del equipo misionero, hacer un visiteo en las diferentes comunidades para extender la invitación a la asistencia de las reflexiones y la vivencia de los Oficios del Triduo.
El segundo momento que vivimos, motivado por las palabras del Papa Francisco ¡Él vive y te quiere vivo! (Christus Vivit 1), un grupo de jóvenes congregados de la zona pastoral VI de nuestra Diócesis, peregrinamos hacia la Parroquia de San Antonio de Padua, en Huixquilucan, con motivo del jubileo de la esperanza. Para el tercer momento vivimos el Triduo Pascual con la comunidad, el cual fue muy enriquecedor y motivador para cada uno de nosotros.
El vivir la experiencia en esta comunidad fue reconfortante, porque una vez más nos encontramos con la presencia de Dios en cada gesto que la comunidad tuvo para con nosotros, y ello nos motiva para seguir dando testimonio de Él hacia los demás.
¡Cristo ha resucitado, en verdad ha resucitado!
Miguel Cruz Reyes
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Seminario de Tlalnepantla
